Recojo de esa joya mensual que es el Magnificat, las siguientes palabras de Teresa de Calcuta, palabras que desconocía, acerca del amor cercano y la filantropía lejana. Pasen y lean este cortísimo pero enjundiosísimo párrafo de la fundadora de las Misioneras de la Caridad: "Yo digo siempre que el amor comienza en la propia casa. Primero está vuestra familia, luego vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a la gente que está muy lejos, pero mucho menos fácil amar a los que conviven con nosotros muy estrechamente. Desconfío de los grandes proyectos impersonales, porque lo que cuenta realmente es cada persona. Para llegar a amar a alguien de verdad como uno se tiene que acercar de veras".
El amor comienza en la propia casa y termina con los de lejos, no al revés
Ya me parecía a mí que había algo que rechinaba en esto de la filantropía onegera, del 'amor progresista', mismamente, de la fraternal solicitud por los gazaríes mientras se deja tirada a la propia esposa. O por la sensibilidad por los ucranianos mientras uno no se habla con el hermano.
Teresa de Calcuta, la mujer más egregia de todo el siglo XX desconfiaba del amor al lejano. Yo también.
En cualquier caso, definitivo: de la filantropía onegera, líbranos Señor. Lo dice uno de los personajes más formidables
El amor comienza con los de casa y termina con los de lejos, no al revés. El resto de la teoría llegará por añadidura.