
17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia -sí, ese día existe- y Europa decidió celebrarlo hizando una bandera, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, publicó un vídeo del momento en sus redes sociales: "Siéntete orgulloso. Orgulloso de quien amas. Orgulloso de quien eres. Orgulloso de quién te estás convirtiendo. Porque tu viaje es tu poder. Recuerda siempre: Europa es tu aliada. Yo soy tu aliado. Esta semana y todas las semanas. Siéntete orgulloso. Siempre".
Y las feministas clásicas le han tenido a bien aclararle a Úrsula qué significa la bandera de la que dice sentirse orgullosa: "Esa bandera es un trapo que borra a las mujeres. Que empuja a mutilar a las niñas y a los niños. Que ejerce terapias de conversión sobre lesbianas y gais a quienes se les dice que en realidad son trans".
Esa bandera es un trapo que borra a las mujeres.
— Contra El Borrado de las Mujeres (@ContraBorrado) May 17, 2025
Que empuja a mutilar a las niñas y a los niños.
Que ejerce terapias de conversión sobre lesbianas y gais a quienes se les dice que en realidad son trans.
Que obliga a las lesbianas a creer que existen pen3s femeninos, @vonderleyenhttps://t.co/PSkbmpPI3d
Y un pequeñísimo detalle: Úrsula es miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), del Partido Popular Europeo, es decir, de la derecha cristiana europea. Para entendernos, los países que iniciaron la Unión eran seis, con seis idiomas diferentes, distintos en todo, pero con algo en común suficientemente fuerte para unirles: su fe cristiana: Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, Luxemburgo e Italia. Pero en 2025 nos encontramos con una Europa muy distinta a la de 1950. No sólo descristianizada sino unida, esta vez, bajo el consenso del Nuevo Orden Mundial y la Blasfemia contra el Espíritu Santo, en una inversión de valores en la que el mal es pintado de bien y el bien de mal.
En esa Europa de los cincuenta el Partido Popular Europeo era democristiano, y se distinguía de los conservadores -por ejemplo de los tories británicos- en que a los políticos el PPE les preocupaban 'los valores', que no eran otros que los valores cristianos. Pero los populares, los que ahora representan la nueva democracia cristiana, Úrsula, Feijóo, Tusk y demás progres de derechas, son como los conservadores de antaño: buenos para gestionar pero incapaces de entusiasmar con un ideal. ¿El motivo? Tratan de dejar claro que su fe en Cristo nada tiene que ver su acción política, vamos unos auténticos esquizofrénicos, todo en pro del progresismo y el centrismo. Y del ridículo... porque intentan defender una causa que ni entienden ni comparten, pero en la que pasan cualquier frontera con tal de no ser atacados por lo políticamente correcto.