Al final, se ha impuesto la sensatez, es decir, las tesis de Carlos Ocaña, el amigo personal de Sánchez y hombre de Florentino Pérez, todo a un tiempo. Ocaña entró en el Consejo de Telefónica en representación de la SEPI (10% del capital) y ahora es vicepresidente. Él ha sido quien les ha parado los pies a José Miguel Contreras y a Javier de Paz, convencidos de que la caja de la empresa da para todo, incluso para prometerle a Pedro Sánchez una carísima tele en abierto a su medida (una ruina) y la compra de PRISA para que El País y la SER sigan sirviendo a Moncloa tras el enfrentamiento con Joseph Oughourlian. Telefónica se inhibe, y hace bien en inhibirse que bastante problemas tiene ya. 

Ahora bien, el problema no ha terminado. El mayor de ellos, que vivimos la degradación de El País y la SER, convertidos en defensores de Pedro Sánchez pero, ojo, con la amenaza de Oughourlian -que seguimos sin saber a quién reporta- de liquidar a Sánchez y pasar a la defensa de la alternativa de Núñez Feijóo.

Lo peor es la degradación de El País y la SER, dos piezas de cuyo ideario siempre ha discrepado Hispanidad pero que siempre he valorado como dos ejemplos de buen hacer profesional. Ahora, se te cae de las manos y se te cae de la oreja

Al cien por cien no puede, dado que los periódicos y las cadenas de radio son instrumentos que no pueden cambiar de ideario de la noche a la mañana y cuando lo semi-hicieron con Mariano Rajoy, El País y la Cadena Ser se dejaron jirones de prestigio... y lo hicieron rematadamente mal: aquello sonaba a postizo.

Y como Oughourlian y Moncloa continúan sin ponerse de acuerdo, ahora se busca dinero para que sea otro quien compre El País y la SER a don Joseph.

Ojo, Ana Botín no puede ser por dos razones: espera la caída de Sánchez y no está dispuesta a poner dinero... en una empresa técnicamente quebrada. Probablemente uno de los grandes errores -no barbaridades, que acumula muchas, pero sí errores- de Pedro Sánchez fuera aquel innecesario insulto despectivo dirigido a Ignacio Galán y a Ana Botín, cuando afirmó que si su Gobierno hacía lo que no le gustaba ni al presidente del Santander ni al presidente de Iberdrola, es que iban por buen camino. Una chulería peor que falsa: innecesaria. Y la venganza es un plato que se come frío.

En cualquier caso, Telefónica ni va a poner en marcha Tele-Pedro ni va a comprar PRISA. Seguirá ayudando a los medios que apoyan a Telefónica pero una cosa es ayudar económicamente y otra afrontar el control y la gestión... porque esto resulta mucho más oneroso que aquello.

Lo peor es la degradación de El País y la SER, dos piezas de cuyo ideario siempre ha discrepado Hispanidad pero que siempre he valorado como dos ejemplos de buen hacer profesional. Ahora, se te cae de las manos y se te cae de la oreja. Ahora El País ya no enmarca ideológicamente al Gobierno, tan solo alaba a su presidente. Y ojo, porque la loa es voluble y esquiva. Mañana El País y la SER pueden estar diciendo que Feijóo es un tipo brillante y simpático.