En pleno conflicto abierto entre la progresista Universidad de Harvard y la Administración Trump, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha anunciado que comenzará a revocar de forma inmediata las visas de estudiantes chinos y que futuras solicitudes de visa de China o Hong Kong estarán sujetas a un intenso escrutinio.

Lo cierto es que la infiltración del régimen comunista chino en universidades y centros de investigación en los últimos años ha sido objeto de gran preocupación para los republicanos, que están persiguiendo que los centros de educación superior informen con mayor transparencia acerca de la cuestión.

El pasado 19 de mayo, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre la Competencia Estratégica entre los Estados Unidos y el Partido Comunista Chino, envió una misiva a la Universidad de Harvard “exigiendo transparencia y rendición de cuentas respecto a las alianzas de la universidad con adversarios extranjeros y entidades implicadas en abusos de derechos humanos”.

Así, el presidente del Comité y congresista por Michigan John Moolenaar manifesto así: Harvard formó a miembros de un grupo paramilitar chino sancionado, responsable de genocidio (contra los uigures), y sus investigadores colaboraron con universidades militares chinas en investigaciones financiadas por el Departamento de Defensa y trabajaron con investigadores financiados por el régimen iraní”,

El representante culminó indicando que “Estos no son incidentes aislados; representan un patrón alarmante que pone en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos. La investigación del Comité Selecto brindará respuestas, expondrá la verdad y exigirá a Harvard que rinda cuentas ante el pueblo estadounidense”.

Durante el primer mandato del presidente Trump, el republicano intentó cancelar las visas de miles de estudiantes de posgrado e investigadores chinos vinculados a universidades militares en China, y se encontró con la oposición del Partido Demócrata, siempre bajo la sospecha de influencia del Partido Comunista de China en sus filas.

En 2018, Trump lanzó el programa Iniciativa China, liderado por la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia de Estados Unidos, con el propósito de contrarrestar el espionaje chino en el mundo empresarial y de investigación estadounidense, para evitar el robo de información y tecnología estadounidense por parte de China. Así, el objetivo era identificar y procesar a los involucrados en el hackeo, robo de secretos comerciales y espionaje económico a favor del gobierno comunista chino, dentro de EEUU.

El programa tuvo un gran éxito y desembocó en numerosas investigaciones y condenas hacia individuos vinculados al comunismo chino. La más famosa, la de Charles Lieber, un renombrado profesor de Nanotecnología que dirigió el Departamento de Química de la Universidad de Harvard, y que fue declarado culpable por ocultar a las autoridades gubernamentales, múltiples contactos con el régimen de Pekín.

Sin embargo, nada más llegar al poder en 2021, la Administración de Joe Biden y Kamala Harris puso fin al programa Iniciativa China, una decisión polémica precisamente por las acusaciones de vínculos de la formación progresista con el régimen comunista chino.

Sobre el menester, fue especialmente reseñable el caso de la espía china Christine Fang, quien, haciéndose pasar por una estudiante de intercambio en California, comenzó una relación íntima con el congresista demócrata por California y candidato en las primarias presidenciales demócratas de 2020, Eric Swalwell, miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

También destacó el caso de Linda Sun, una de las principales asesoras de la actual gobernadora de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, acusada de actuar como agente espía del gobierno chino, y de haber utilizado sus cargos estatales para promover la agenda de la tiranía comunista del gigante asiático. Sun fue acusada de actuar bajo instrucciones de la dictadura comunista china para impedir el acceso de los representantes del gobierno de Taiwán a la oficina del gobernador de Nueva York, e influyó para moldear los mensajes gubernamentales de Nueva York para que se alineasen con las prioridades del régimen de Pekín.