
Este año, junio se inicia con la Fiesta de la Ascensión, que algunos obispos se han empeñado en pasar de jueves a domingo... para ponérselo fácil a los fieles rebeldes
El Papa Francisco nos dejó, hasta Navidad de 2025, las gracias de un año jubilar -que no sé si muchos están aprovechando, parece que muy pocos- dedicado a la esperanza.
Bien pensado, porque el problema de la sociedad actual no es la falta de fe, eso resulta obvio, sino la falta de esperanza, que es más grave... al menos de cara al estado psíquico de los pueblos.
Y resulta que, este año, junio se inicia con la Fiesta de la Ascensión, que algunos obispos se han empeñado en pasar de jueves a domingo... para ponérselo fácil a los fieles rebeldes.
Curioso, porque la facilidad está en el origen del desamor y hasta de la herejía. Observa cómo las ordenes religiosas, masculinas y femeninas, que han relajado su regla acaban sin vocaciones y, por contra, las nuevas congregaciones de regla exigente, son las únicas que renuevan sus plantillas.
Pues bien, la Ascensión viene marcada por la frase de Cristo. "Id y predicad y el Evangelio... Yo estaré con vosotros siempre, hasta la consumación del mundo". Buena promesa para recordar en el siglo XXI, donde muchos creyentes se sienten presionados y todos, todos, los no creyentes se sienten huérfanos.
Siempre, hasta el fin del mundo.