Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Mozambique, donde los cristianos están siendo perseguidos por grupos radicales musulmanes desde el año 2017, con la intención de implantar la sharia (conjunto de leyes islámicas).

En este momento, terroristas leales al Estado Islámico han obligado a huir a unas 15.000 personas a mediados del mes de abril, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

En declaraciones a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el misionero pasionista Kwiriwi Fonseca ha explicado”. “En los últimos días se han producido ataques en la región de Ancuabe, donde los terroristas se están desplazando del centro hacia el norte”.

“Todos los recientemente desplazados mencionan haber huido a raíz de ataques directos contra sus aldeas que incluyen saqueos, incendios, secuestros y asesinatos selectivos”, añade el sacerdote. El padre Kwiriwi afirma que hay indicios de que “muchos cristianos están sufriendo. Los terroristas también han quemado algunas capillas, al igual que sus casas. Las iniciativas sociales se han interrumpido y la gente está desesperada”.

Prisión de Evin en Teherán (Irán)

(Una cárcel iraní)

Nuestro siguiente destino es Irán, donde los cristianos sufren persecución a manos del régimen islamista.

Lo último que se ha sabido es que durante el pasado mes de marzo, tres cristianos conversos desde el islamismo fueron duramente reprimidos por las autoridades, recoge Puertas Abiertas.

En concreto, una cristiana embarazada (de nombre Narges) fue condenada a 16 años de prisión, acusada de “actividades de propaganda contrarias a la ley islámica”, por haber participado en reuniones en una iglesia doméstica y en redes sociales apoyando a una organización de ayuda a la mujer.

Otro cristiano, de nombre Abbas Soori, también fue sentenciado a 15 años de cárcel con cargos similares, por practicar su fe en su casa. Y el músico cristiano Mehran Shamloui, de 37 años, fue condenado a diez años y sus instrumentos musicales fueron confiscados.

“Los cristianos de origen musulmán son especialmente vulnerables. El Estado iraní los percibe erróneamente como una amenaza para la República Islámica”, señaló un analista de Puertas Abiertas para Medio Oriente.

Una iglesia en Nigeria destruida por Boko Haram. (Foto de ACN)

(Una iglesia de Nigeria atacada, foto ACN)

En Nigeria, como ha venido contando Hispanidad, operan las milicias islamistas de los pastores musulmanes Fulani o grupos yihadistas como Boko Haram o la facción del Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP), que se dedican a atacar a los cristianos…, ante el ominoso silencio de Occidente.

En la pasada Semana Santa, más de 170 cristianos fueron asesinados en la región del Cinturón Medio del país por los pastores musulmanes Fulani.

En una entrevista con ACI África, el padre Moses Aondoanenge Igba, párroco de San José Aboki, en la Diócesis de Katsina-Ala, contó lo ocurrido: “Fue una matanza masiva. Tras el ataque, la gente seguía contando sus pérdidas. Al no encontrar a sus hermanos, hermanas o familiares desaparecidos, buscaron en el monte y, guiados por el olor, hallaron los cuerpos en descomposición”.

“Fue un ataque masivo y una matanza masiva de personas inocentes en nuestras comunidades”. “No olvidemos la agenda de islamización que tienen. Me pregunto por qué siempre ocurre durante fiestas cristianas. Ya sea Navidad o Pascua, vienen a interrumpir nuestras celebraciones. Apunta a una ideología de conquista. Es más que terrorismo; se trata de ocupación de tierras e islamización”, explicó.

“Un joven de mi parroquia fue atrapado por los fulani. Le ordenaron acostarse boca arriba y luego lo atacaron con machetes, abriéndole el estómago y dejando salir sus intestinos. Por la gracia de Dios, sobrevivió tras ser llevado de urgencia al hospital San Antonio en Zaki Biam. Ahora se está recuperando y ya puede hablar y comer”, relató.

“Les decía a mi gente que tuvieran valor. Me negué a huir. Permanecí en medio de mi pueblo, como un signo de esperanza para ellos. Cuando las balas volaban sobre la iglesia, me paré bajo un árbol, guiando a los que corrían hacia la parroquia para que se dirigieran detrás del presbiterio”, recordó.

“La gente tenía miedo y me decía que estaba arriesgando mi vida, pero yo les decía: ‘Soy un faro de esperanza para ustedes’. Si yo no hubiera estado allí, la gente habría huido aún más lejos y nadie habría quedado en el presbiterio”, afirmó.

Urgen oraciones por los cristianos perseguidos por su fe en Cristo.