Empecemos por el final. La Plataforma de Afectados por la Ocupación, difunde un vídeo en el que agentes de Policía acaban con la protesta de Ana Flor Landa. 

El mundo al revés, y es que Ana Flor se encontraba protestando por sus okupas, que llevan en su casa dos años. La señora dejó su vivienda a un amigo de un conocido que tenía una oferta de trabajo en Bermeo. En principio era sólo para dos días. 

En septiembre del 2023, Ana Flor les dejó su coche porque le llamaron diciéndole que "se habían quedado sin gasolina", al dia siguiente se lo devolvieron, pero al enterarse de que tenía un viaje, su conocido le preguntó "si su amigo se podía quedar en el piso dos o tres días en lo que yo me iba de viaje". Accedió y les dio las llaves para que hicieran una copia y se la devolvieran, pero eso nunca ocurrió, fue entonces cuando se dio cuenta de que su conocido se había ganado su confianza para okuparle la vivienda: “Al no traerme la llave les hablé por WhatsApp, yo ya me estaba oliendo algo raro”, aunque no se "imaginaba que se iban a meter en mi casa”.

Los okupas, que de tontos no tienen un pelo, acudieron a la Ertzaintza para comunicar que habían alcanzado un acuerdo de alquiler con la propietaria del piso, que como solución cambio la cerradura: “Llamaron a la Ertzaintza para decirles que yo había cambiado la cerradura de casa”. 

Al ver la situación, su exmarido fue con los agentes y los okupas a la vivenda: “Cuando están dentro ya tenían metidas sus pertenencias, quitadas las mías, a saber dónde estarán, y entonces mi exmarido les dijo que yo no había hecho ningún contrato porque no estaba en condiciones de hacer ningún contrato a nadie”. Así el exmarido les dio siete días para irse, a lo que la Ertzaintza confirmó: “Ya lo habéis oído, en siete días, fuera”.

Al pasar los siete días y no tener respuesta, puso una denuncia, esperando año y medio para el juicio que “no se ha celebrado porque lo han archivado”, alegando que “están empadronados en mi vivienda”. Al archivarse, la señora fue a la Ertzaintza a poner una denuncia por usurpación de vivienda. Tenían el juicio, pero dos días antes comunicaron que se había suspendido “porque no les localizaban” mientras que, según Ana Flor, llevan “dos años viviendo sin presión de ningún tipo”.

En su estrategia de simular un contrato y la legalidad de sus actos, el okupa ha llegado a ir a un reunión de propietarios, que se celebró para contratar a una persona para limpiar el portal: “Ha tenido hasta esa sangre fría de bajar como propietario”. Conocidos suyos “pensaban que había vendido la vivienda”.

Ante la inacción y la desesperación se ha sentado frente a su vivienda. Y es que, las facturas siguen llegando: “Me llegan facturas de la luz de 200 euros que no puedo seguir pagando, me estoy endeudando”. "Se han aprovechado de que estoy enferma para dejarme viviendo en la calle”.