Les contábamos ayer miércoles que el 'efecto Puente' se ha extendido del caos ferroviario de Renfe a la T-4 de Barajas. En el aeropuerto, la imagen fue tercermundista: miles de viajeros atrapados por la falta de policías en los controles.
En los trenes más de lo mismo, fallos en las catenarias, trenes parados, sin aire acondicionado y sin comida ni bebida.
Y eso que el gran ministro Puente ya se ha reincorporado al trabajo, pero ha preferido no pronunciarse. Pero tranquilos sí lo han hecho otros ministros. Tenemos a Marisu Montero, ella "misma apunta a un cierto sabotaje", porque "no lo puede entender" y a Ouigo como responsable porque "esas máquinas tienen ciertas dificultades". A la pobre Marisu, la que no conoce a Santos Cerdán, le han pillado estas declaraciones con un micrófono abierto ayer en su reunión con distintos grupos parlamentarios.
María Jesús Montero apunta a Ouigo por el caos ferroviario y habla de "sabotaje" como posible causa pic.twitter.com/RzlEPYG8GK
— EL MUNDO (@elmundoes) July 3, 2025
Eso ha desatado una guerra en la que también se ha metido Adif, sin quererlo. Y es que Adif ha enviado un mensaje a las operadoras (Renfe, Iryo y Ouigo) en el que explica que el tren que se enganchó a la catenaria fue de Renfe, en concreto el Avant 8190.
Más tarde, ADIF ha matizado a 20Minutos que un tren de Ouigo se detuvo por motivos de seguridad y provocó un atasco de varios trenes, uno de los cuales, el Avant de Renfe, terminó arrastrando la catenaria que provocó el resto de fallos.
Como es lógico, Ouigo ha salido a responder, rechazando que uno de sus trenes causara las incidencias: "Sería como atribuir la responsabilidad del hundimiento de una carretera a los coches atascados", argumenta.
El director de seguridad de Ouigo, David Cortés Rojo, ha querido dejar claro que "No es razonable técnicamente pensar que es normal que porque un tren se pare en la línea, eso tenga que provocar una fusión de la catenaria, del hilo que lleva la electricidad, unas centenas de metros antes". Además, Alstom, el fabricante de los trenes de Ouigo y empresa que realiza su mantenimiento, ha hecho un informe que muestra que los trenes que circularon entre Madrid y Andalucía el día de las incidencias no mostraron ningún desperfecto.
Por su lado, sin ánimo de "entrar en ningún tipo de controversia", el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se ha disculpado por el caos en el Aeropuerto de Madrid-Barajas.
Sin entrar en controversia pero señalando "algunas circunstancias". Por ejemplo, ha asegurado que hay fechas "donde hay unos picos" de movimiento y de número de vuelos. Y eso que nos posicionamos como destino turístico de referencia y nuestro empleo depende del turismo. Eso sí, hay colapso pero descarta contratar más efectivos, porque los puestos de control de pasaportes "estaban en perfecto funcionamiento y perfectamente dotados", pese a que otras voces apuntan a la falta de personal.
Además, Grande-Marlaska ha apuntado a "un fallo informático que determinó la no conexión de bases de datos policiales, que fue de un determinado tiempo, pero subrayar en ese sentido que se contaron con todos los puestos".
A su rescate ha salido el socialista delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín, que ha señalado sin despeinarse que las incidencias fueron fruto de un "incremento muy significativo" en el número de vuelos, que coincidió también con un "fallo informático" y obligó a reforzar los sistemas de control de pasaportes: "Se dio una situación puntual fruto de un incremento muy significativo en el número de vuelos, que tuvo que ser adecuado a la gestión por parte de la Policía Nacional del control de pasaportes que la ley obliga".
Y ha defendido lo mismo que Marlaska: "hubo policía en todo momento", con 16 cabinas abiertas y dos agentes por cada una. Pero recuerden que el propio Maurici Lucena, socialista presidente de AENA, ha acusado a Marlaska de mala gestión.
Mientras, el caos, la falta de información y el nerviosismo siguen presentes en las estaciones españoles, se lo cuenta una 'valiente' que ha decidido coger un tren.
Al final, lo peor es que la desastrosa gestión del Gobierno en materia de transporte aéreo y ferroviario, puede fagocitar la gallina de los huevos de oro de la economía española que, para nuestra desgracia, es el turismo.