El cachondeo reina en España. Un periódico propiedad ideológica del Sanchismo. El diario.es, publica horas antes de que el Comité Central del PSOE, en la madrileña calle Ferraz, el que iba a terminar con la corrupción castigando a los puteros, que uno de su hombre de confianza en Moncloa, Francisco Salazar, responsable de elecciones, que iba a sustitutir a Santos Cerdán, acosaba sexualmente -presuntamente, por supuesto- a alguna de sus colaboradoras, entendemos que no a todas. 

SALAZAR

Y así, en pocas horas. el bueno de Paco pasa de regenerador de la corrupción del malvado Santos Cerdán a pérfido acosador machista. Salazar, el hombre que tantos abrazos se daba con Sánchez, otro de su máxima confianza, se ve obligado a abandonar La Moncloa y a no aceptar el nuevo cargo en el PSOE. Están buscando a otro, probablemente señora, porque las mujeres también acosan pero no se les puede acusar de acosadoras... no está bien visto.

Y ahí tenemos a nuestra Pili, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, metiendo la pata a primeras horas de la mañana, asegurando que Salazar era un gran compañero y saliendo a la puerta de la calle Ferraz, a media mañana, para asegurar que no, que no era tan bueno.

La cosa resultó tan cachondeable que hasta hemos podido escuchar la primera ironía aguda de Cuca Gamarra, hasta el sábado secretaria general del PP, quien opinaba que en el PSOE la corrupción ha alcanzado tal nivel que ya no es posible que alguien llegue ni a la aceptación del cargo. 

En efecto, Salazar iba a ser nombrado al final de la mañana y dimitió a primera hora... ¡sin tan siquiera ser recibido por Pedro! 

Por cierto, con esa libertad de espíritu, que en los barrios bajos conocemos como insigne caradura, Pedro Sánchez reaccionó al 'salazargate' asegurando, a todas las, mujeres del PSOE, que en caso de acoso sexual, pueden utilizar los "canales", los muchos canales que posee el partido para denunciarlo. Canales que, a buen seguro, serán tan astutos como el propio Pedro a la hora de descubrir rijosos entre las gentes con las que trabaja diariamente. 

Recuerde, señor presidente, que el poderoso pierde toda su aura cuando se convierte en ridículo. En cualquier caso: ¡Pedro, hijo, 'eres' gafe!