
Este lunes, ha llegado un varapalo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) a Sara Aagesen, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Y es que Fedea ha apoyado el retraso del cierre de las nucleares y ha subrayado que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) “debe tener flexibilidad”.
El think thank económico que dirige Ángel de la Fuente ha presentado el primer número de su observatorio para el seguimiento de los indicadores del PNIEC, elaborado por Diego Rodríguez, de la Universidad Complutense de Madrid e investigador asociado de Fedea. Su apoyo al retraso de las nucleares no es baladí… y menos cuando Iberdrola, Endesa y Naturgy van a pedir la prórroga de la central de Almaraz… pese a las condiciones draconianas que les impondrá Aagesen. No olviden que los dos reactores de Almaraz son los primeros de los cuatro cierres que recoge el PNIEC hasta 2030 (los de Ascó 1 y Cofrentes son los dos restantes) y fuera del PNIEC quedan los de Ascó II (2032) Vandellós II y Trillo (ambos en 2035).
Rodríguez ha subrayado que “el protocolo de cierre de las centrales nucleares debe adaptarse a las condiciones reales de evolución del parque de generación, que no son las previstas inicialmente en 2019”. Asimismo, ha destacado que “el PNIEC no es una planificación vinculante sino una planificación estratégica de medidas y políticas, que debe tener flexibilidad para adaptarse a situaciones no previstas inicialmente”. No olviden que en más de una ocasión ya se ha referido que dicho Plan (liderado por Teresa Ribera, pero en cuya elaboración también trabajó Sara Aagesen) tiene objetivos de imposible cumplimiento, en especial, los referidos a: hidrógeno verde, almacenamiento, termosolar, eólica, fotovoltaica y vehículos eléctricos. De hecho, Rodríguez considera positiva la evolución del parque de vehículos electrificados (100% eléctricos e híbridos enchufables), pese a que vaya a resultar imposible acercarse siquiera al objetivo de 5,5 millones de unidades planteado en el PNIEC.
Rodríguez considera positiva la evolución del parque de vehículos electrificados (100% eléctricos e híbridos enchufables), pese a que vaya a resultar imposible acercarse siquiera al objetivo de 5,5 millones de unidades planteado en el PNIEC
En su trabajo, se considera que va a resultar imposible doblar el peso actual de las energías renovables en el consumo final de energía, alcanzando el objetivo del PNIEC, si no aumenta su participación en el transporte y se avanza más rápido en la electrificación de la economía. Es cierto que ve satisfactorio el avance en fotovoltaica, pese a la incertidumbre por el menor precio percibido en los generadores sobre las decisiones de construcción de plantas que ya cuentan con permisos administrativos; y también la evolución en autoconsumo, pero considera que no habrá un despliegue tan intenso como en los años anteriores. Recuerden que también ha crecido la contestación social a nuevas instalaciones (como se ha visto en el cine, en películas como Alcarràs y As bestas) e incluso hay proyectos que se han judicializado.
Eso sí, Rodríguez no cree que se vaya a alcanzar el objetivo en nueva capacidad eólica por las dificultades en las tramitaciones administrativas y defiende que se reduzcan las barreras burocráticas sobre repotenciación de parques ya existentes… También pide que se acelere la convocatoria de una primera subasta de eólica flotante. Y considera que el almacenamiento es un elemento clave para apoyar el despliegue de renovables, valorando los avances regulatorios y las ayudas, pero cree que vamos muy tarde para cumplir el objetivo previsto en el PNIEC. Al hilo de esto último, habla de dos obstáculos: las barreras administrativas, especialmente en el bombeo hidráulico; y la ausencia de un mecanismo de capacidad (se hizo la consulta pública de propuesta al respecto... que no incluía la nuclear) y flexibilidad que complemente los ingresos percibidos en los mercados de corto plazo. Además, Rodríguez apunta el impacto favorable en la reducción de costes vinculados al mantenimiento de la seguridad de suministro, que se han visto incrementados tras el reciente apagón eléctrico del pasado 28 de abril.
Cree que va a resultar imposible doblar el peso actual de las energías renovables en el consumo final de energía, alcanzando el objetivo del PNIEC. Y en el caso de la eólica, refiere que no se va a alcanzar el objetivo de nueva capacidad por las dificultades en las tramitaciones administrativas
Fedea también ha tirado de las orejas a María Jesús (Marisu) Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda. Y es que le ha pedido eliminar el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica (también conocido como el impuesto de generación, que se reactivó el año pasado y que tiene un tipo impositivo del 7%), bajar el Impuesto Especial de la Electricidad (cuyo tipo es del 5,11%) e igualar los tipos de gravamen en los hidrocarburos líquidos (o sea, en el diésel y la gasolina). Recuerden que Marisu Montero quería hacer esto último, pero la debilidad parlamentaria del Gobierno se lo ha impedido en varias ocasiones: ella quería equiparar el impuesto especial de hidrocarburos que hasta ahora paga el diésel con el de la gasolina, es decir, subirlo de 0,379 euros por litro a 0,472 euros por litro.