
E.On y RWE se han ‘apagado’ en el primer trimestre, tras registrar caídas de ingresos y beneficio, no como los aumentos de ganancias computados en el conjunto del año 2024. Ninguna de las dos quieren reactivar las centrales nucleares alemanas que cerraron el 15 de abril de 2023, pero desde que Alemania cometió ese gran error, ha ido creciendo la petición de reabrirlas entre la población y la posibilidad de que se lo plantee el nuevo gobierno coalición. Por ahora, el nuevo canciller, el democristiano Friedrich Merz, apuesta en política energética por un enfoque “no ideológico y abierto a la tecnología”.
Recuerden que el errático cierre nuclear alemán se empezó a fraguar hace años. En concreto, en el año 2000, siendo canciller el socialdemócrata Gerhard Schröeder (quien desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania y la guerra se ha convertido en ‘apestado’ por sus vínculos con Rusia -presidía la petrolera rusa Rosneft, cargo que abandonó en mayo de 2022, y tenía amistad con Vladimir Putin-). ¿Casualidad? Si uno recuerda al poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller, quien defendía que las casualidades no existen, parece que no, porque Alemania pasó a tener una gran dependencia del gas ruso. El plan de Schröeder de cerrar los 17 reactores nucleares alemanes tuvo poco efecto en aquel momento y lo recuperó la democristiana Angela Merkel en 2011, después del accidente nuclear en la central de Fukushima (Japón), que fue provocado por un terremoto y un tsunami, no causó ninguna muerte por radiactividad y que no ha llevado a que ese país asiático abandonara dicha energía, sino que la impulsa y ha extendido la vida útil de sus reactores más allá de los 60 años.
El errático cierre nuclear alemán se empezó a fraguar en el año 2000 siendo canciller el socialdemócrata Gerhard Schröeder (quien después presidió la petrolera rusa Rosneft y tenía amistad con Vladimir Putin), pero tuvo poco efecto entonces... y lo recuperó la democristiana Angela Merkel en 2011, después del accidente nuclear en la central de Fukushima (Japón)
Finalmente, el cierre nuclear se decretó para finales de 2022, pero se retrasó hasta el 15 de abril de 2023, pese al desacuerdo del entonces vicecanciller, ministro de Asuntos Económicos y Acción por el Clima y miembro de Alianza 90/Los Verdes, Robert Habeck, pues la prórroga era respaldada por el entonces canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz. Ahora cabe recordar que hay nuevo gobierno de coalición alemán, tras la alianza entre los conservadores CDU/CSU y los socialdemócratas de Scholz. Ahora el canciller Merz ha referido que el gobierno de coalición no se aventurará en nuevos “megaproyectos ideológicos”, ha elogiado el trabajo de Scholz (quien tuvo que lidiar con la crisis energética que provocó el inició de la guerra de Ucrania) e incluso ha referido que los fondos de investigación deberían dirigirse a nuevas industrias, incluida la fusión nuclear. Por ahora, parece que Merz no es tan ideológicamente verde como Merkel, pese a pertenecer al mismo partido.
Volvamos a los resultados de E.On y RWE en el primer trimestre, y ambas han tenido descensos en bolsa en los últimos días tras conocerse las cifras, a pesar de que han mantenido sus previsiones para el conjunto del año.
E.On ha reducido sus ventas un 11%, a 25.216 millones. Por su parte, el beneficio neto ha bajado un 9%, a 529 millones. Eso sí, ha mejorado su rentabilidad, pues el resultado bruto de explotación (ebitda) ajustado ha crecido un 18%, a 3.226 millones, superando lo esperado por los analistas, gracias a mayores inversiones y rendimiento operativo. De estos 3.226 millones, la mayor aportación (2.100 millones) viene del negocio de redes, mientras que el de retail (clientes de luz y gas, movilidad eléctrica…) ha contribuido con 930 millones y el de Soluciones de Infraestructura Energética (calefacción y refrigeración tanto para uso urbano como en aplicaciones industriales) con 200 millones.
La deuda financiera neta de E.On sube un 8%, a 44.205 millones, por lo que sigue siendo superior a su capitalización bursátil (38.730 millones)
Las inversiones de E.On han ascendido a 1.500 millones (+13%), de los que 1.200 millones se han destinado al negocio de redes, para su modernización, digitalización e incorporación de nuevas conexiones. “Actualmente, más de la mitad de la capacidad de energía renovable de Alemania está conectada a la red de E.On. Esto significa que la compañía ha integrado más capacidad renovable que todos los demás operadores de red en Alemania juntos”, ha presumido la energética. Eso sí, las mayores inversiones han influido en el incremento de la deuda financiera neta en un 8%, a 44.205 millones, por lo que sigue siendo superior a su capitalización bursátil (38.730 millones). Además, la director financiera de E.On, Nadia Jakobi, ha destacado que seguirán avanzando “considerablemente en la transición energética” y que proponen una subida del dividendo del 4%.
En el caso de RWE, los ingresos del primer trimestre han descendido un 3,5%, a 6.386 millones, por una normalización en los de generación flexible de energía, la menor negociación de energía, la menor producción de energía eólica (tanto terrestre como eólica) y la bajada de precios y márgenes de las ventas a plazo de electricidad. Por su parte, el beneficio operativo antes de extraordinarios ha caído un 33,4%, a 813 millones; y el beneficio neto se ha desplomado un 59,8%, a 791 millones. Además, la deuda neta ha ascendido a 15.900 millones, pero sí es menor a su capitalización bursátil (23.890 millones).
RWE se define como un líder mundial en energías renovables, pero al mismo tiempo tiene generación a partir de lignito (un tipo de carbón…), gas... ¡Cuánta 'coherencia' verde!
RWE se define como un líder mundial en energías renovables, al apostar por la eólica (tanto marina como terrestre), la fotovoltaica, sistemas de almacenamiento en baterías e hidrógeno. Claro que es muy ‘coherente’ en lo ecológico, porque al mismo tiempo que apuesta por las renovables también tiene generación a partir de lignito (un tipo de carbón… aunque Alemania dirá adiós al carbón -que emite muchísimo CO2, el doble que el gas- en 2038), gas (que también emite mucho CO2). También tiene generación hidroeléctrica y biomasa; además comercializa luz, gas, materias primas y derechos de emisión CO2.
En España, ya sólo está presente RWE. E.On estuvo entre 2007 y 2015, donde fracasó en su intento de hacerse con Endesa, que al final acabó en manos de Enel y Acciona; y se quedó la filial Viesgo y las centrales de Los Barrios y Tarragona, pero después se deshizo de dichos activos... y Viesgo recuperó su nombre y hoy es una distribuidora. Por su parte, RWE cuenta con renovables en nuestro país, en concreto, parques de eólica terrestre y fotovoltaica.