15 de junio, domingo dedicado a la Santísima Trinidad. Muchos católicos se preguntan si no exageraba un poco el Dios-Hombre al insistir en explicarnos su gran secreto, el de las tres personas distintas y un sólo Dios verdadero. ¿Era y es tan importante? ¿Acaso no ha servido para que los musulmanes nos llamen politeístas? Bueno, los musulmanes nos llaman mil cosas más y ninguna buena.

En suma, ¿resulta relevante este misterio del Dios uno y trino, tres personas distintas y un sólo Dios verdadero? A fin de cuentas, no son tres dioses, sino un solo Dios.

Para los católicos, sí es importante, por supuesto, dado que nos habla de la naturaleza del Creador. Nos enseña que "Dios es amor" y que en la propia naturaleza se da el amor, hasta el punto de que la tercera persona, el Espíritu Santo, es la más sagrada de todas, por cuanto su esencia es el amor entre el Padre y el Hijo

La Santísima Trinidad es un misterio, pero no porque sea un misterio resulta inasequible al 100 por 100. Tres en uno, uno en tres, implica uno de los grandes males del pensamiento contemporáneo del que se derivan no pocas desgracias: la confusión entre naturaleza y persona. 

Naturaleza es lo que responde al qué. ¿Qué es? Un hombre. Persona es lo que responde al quién. ¿Quién es? Pepe.

No distinguir entre naturaleza y persona supone un montón de cosas malas, como, por ejemplo, pensar que nosotros decidimos cuál es nuestra naturaleza de la misma forma que decidimos cómo actuamos como personas. Craso error. Nadie nos ha pedido permiso para nacer, ni para nacer hombres o mujeres, listos o tontos, altos o bajos, guapos o feos... nuestra naturaleza nos viene dada y no podemos hacer nada para cambiarla, Y si lo intentamos... que no nos pase nada.

Somos libres cuando actuamos como personas pero respecto a nuestra naturaleza nada podemos hacer. Y ojo, confundir naturaleza y persona supone no entender nada de nada.